El 5 de octubre de 2011 murió Steve Jobs. Al día
siguiente todo el mundo estaba en las librerías comprando su biografía. La
gente buscaba en sus páginas el secreto del éxito, esos momentos claves de la
vida de Jobs que lo llevaron a ser protagonista
principal de la primera década del siglo XXI. Lo que seguramente desconocían
estas personas, es que el éxito no es otra cosa que un golpe de suerte, que el
trabajo duro y la dedicación no garantizan nada. El éxito es estar en el lugar
adecuado en el momento preciso, es un capricho del azar, es una voluntad
esquiva, es como ganarse la lotería.
El éxito no tiene un lugar importante en mi vida, nunca
me he esforzado por ser el mejor en nada, me da lo mismo ser primero que segundo, tercero o último. Me gusta más ser un perdedor en primera instancia, porque por encima
del éxito prefiero la revancha, perder para luego levantarme, como Jimmy García,
el boxeador del Lavandería Real. Porque nada mejor que sentir los rigores de la
derrota para después ponerse de pie y superar al único rival que a la final
importa, uno mismo.
*De importarme el éxito, tampoco me hubiera leído la
biografía de Steve.
*Jobs, de Joshua Michael Stern, es la última película que
he logrado verme completa.
*Todavía no sé muy bien si Steve fue protagonista
principal o antagonista principal de este comienzo de siglo.
Por El viejo Hugo / Lunes 10 de marzo de 2014
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