viernes, 16 de mayo de 2014

El día de mi muerte

El pasado domingo día de la madre, como es tradición en mi familia nos reunimos con los primos de envigado, a ellos solo los vemos el día de la madre y el padre, allí siempre se hace un almuerzo, la repartición de los regalos y se dan un montón de charlas en las que se mencionan sacerdotes, el hijo de aquel y la sobrina de este, ese día había una energía más amena y agradable que los años pasados, en medio de la conversación surgió un tema entre lo asistentes a  esta celebración un poco singular, ya que a esta susodicha se le tiene un miedo gélido.

Una de mis tías, Luz María, comenzó el tema contándonos que días pasados se habían tomado el tiempo para contarse como querían su muerte, nos dijo que  la actividad  era como un juego o una de las  presentaciones  cuando somos nuevos en un grupo, lo primero era decir como se imaginaba su muerte, después se contaría que harían con su cuerpo después de muerto y si quería poner más detalles sería mucho mejor.

Ese día nos toco a nosotros, a mi familia, a los Montoya, aunque con un poco de nostalgia y susto de enfrentar ese miedito que nos invade lo hicimos y más aún en presencia de semejantes longevidades que se acercan ya a los 100 y que de pronto este año o el otro tenemos que hacer cumplir eso que nos contaron ese día.

La primera en empezar fue mi abuela, ella tiene 93 años se ve muy bien, pero uno sabe que en cualquier momento le puede llegar, ella dijo que quería ser cremada y en cuanto a sus cenizas, quería que estuvieran al lado de su amor (Pedro mi abuelo) por el resto de la eternidad, a mi mamá le da un miedo gigante hablar del tema pero lo hizo, quiere morir dormida, sin dolor y ser cremada, pero no dio más detalles, mi hermano quiere ser incinerado después de muerto obviamente, se puede resaltar  de la conversación la esparcida de cenizas de mi tío en Curazao y la muerte de un primo el cuál quiere morir al límite, luchando contra extraterrestres o aplastado por un terremoto en el fin del mundo.



En cuanto a mi, quiero morir en paz, tranquila si se puede al lado del mar, no quiero un velorio aburrido, empezando por el cartel en el que se pone mi nombre, ese se lo dejo al viejo Hugo para que le haga un diseño bien chévere, quiero música en todo el lugar, ustedes ya saben que fue lo que me gustó ahí les queda para la play list, no quiero flores, huelen como a depresión, mejor bombas, mi cuerpo pal carbón y mis cenizas enterradas debajo de unas semillas deguayacán amarillo para que perdure mi esencia por muchos años, yo se que es muy hipster jajajaj pero si se celebran los cumpleaños por qué no también la muerte?


Xime!