No se escandalicen
Por: Sara Bolívar
Odio el día de las madres, no lo odio porque me parezca un día comercial y en su infinita esencia lo sea. Tampoco digo que lo odio porque el día de las madres es todos los días y me parece que todo lo que hace la gente ese día es una total hipocresía enfrascada de papel globo y celofán, lo digo porque desde hace veintitrés años llegué a este mundo por estas fechas y lo único que he hecho es sufrir por las incoherencias enfermizas y rutinarias del ser.
El domingo de madres no es un buen día para mi, soy introvertida, racional y aparte de todo sincera, no logro estabilizarme enfrente de cada acto, pero soy una convencida que con aceptación y comprensión los lograré superar. Mentiras, nada, no he podido ¿Qué voy a poder? me puede mirar a mi mamá ese día y saber que no tengo un jodido peso en el bolsillo para regalarle algo, no soy capaz de hacerlo, en últimas salgo compartiendo el regalo con mi papá y con mi novio, que en realidad solo compartimos la entrega, porque quien paga es uno de los anteriores.
Me jode el segundo domingo de mayo, me putea, me asquea, me trama, que coge y me raya, me vuelvo loca, los cinco días que le anteceden a este, mi mamá como siempre me invita a dar una vuelta a un centro comercial, pasamos por el primer almacén y pa! ya está, compra directa por mi cumpleaños, ¿Pero qué maldición es esta? ¡Me siento avergonzada! ¿Qué le voy a dar yo el domingo? si a duras penas logro encausar el mundo económico para recoger mis pasajes de la casa a la universidad y de la universidad a la casa, ¿Qué le regalo que sea barato? ¿Qué le doy para felicitarla en su día y para agradecerle que me ha mantenido durante estos largos y difíciles veintitrés años?
La verdad pensé que con existir era suficiente, pero eso obvio es muy utópico como para ser real. Como también lo es el amor sincero por toda la vida, este domingo no ha sido la excepción, esta vez hubo más. Mi mamá decidió quedarse en casa, para unos estaba enferma, para los que pudieron hablar conmigo, no quería estar con la familia.
En la noche un tío mío llamó muy triste y enfadado por el desplante, le dijo que estaba decepcionado, que pensara mejor las cosas, ella le respondió que no tenía nada que pensar, que hablaban después. Al rato me dijo que quería comer helado, yo no vacilé y le dije a mi papá que fuera por tres, al fin compartimos algo que ella quería de forma natural.
El timbre sonó como a eso de las nueve y media, mi perra ladró y yo abrí la puerta, era Santiago, mi novio, acompañado de doña Diana, su mamá. Venían de celebrar el día donde su abuela materna, el ambiente estaba denso e incómodo, pues lo que para ellos había sido un día normal de compartir en familia, para nosotros había sido un día aburridor, silencioso y rutinario, de esos que aplastan el ego.
Surgió una conversación acerca de un viaje, yo buscaba música en el computador, mientras Laura mi compañera me respondía sobre el trabajo que teníamos que entregar por un chat, en esas Santi me pregunta ¿Qué fecha cae veintinueve? y aunque no formuló bien la pregunta, yo sabía que lo que se refería era qué día caía veintinueve, busque en el computador y le dije, pero mientras le dije él se encontraba en uno de esos réquiems cuando coge o mira su celular, obvio, no escuchó y volvió a preguntar con intensidad y con recelo porque yo tenía el computador en mis piernas, le dije que ya le había dicho, pero por estar pegado del celular no había escuchado, él dijo- jaaamm sobre todo- haciendo en su cara gestos de ira condicionada porque le había hablado en voz alta delante de su mamá.
pasaron veinte o treinta minutos y él empezó a acosar a su mamá para que se fueran con el pretexto de que tenía ganas de ir al baño, se fueron, su mamá dijo hasta luego, él no dijo nada.
Hoy le escribí al levantarme, no había podido dormir bien, me desperté tarde, le dije que le deseaba un feliz resto de día, que le mandaba besos y abrazos. No respondió. Luego cuando pude hablar con él le pregunté ¿Por qué estás así conmigo? me dijo que por mi comportamiento delante de su mamá, yo le dije que había sido lo que en otra ocasión diría y como actuaría, que su mamá no era un ser superior a mi como para yo actuar diferente, que así me había conocido él a mi, él en su infinita esencia me respondió que sí, que así era como me había conocido, pero que no quería eso para futuras ocasiones “Lo mejor es tener un tiempo prudente, ok.”
A mi se me salieron las lágrimas, como se me salieron el domingo respondiéndole a mis tíos y tías que no íbamos a ir cuando llamaban y preguntaban ¿A qué hora van a venir pues? ¿Nos van a dejar esperando? De mi mamá sé que está herida y muy equivocada, sé que va a reflexionar su pataleta, pero de Santiago ya no sé, él siempre reacciona así cuando hay una discusión o se siente aludido por algo, seguro cuando lea esto me va a retirar sus afectos.
Mañana u hoy, no estoy segura de la fecha de publicación de este texto o pretexto, porque para ser correcta escribo esto para no perjudicarme tanto en el tiempo, pensando ¿Qué será lo que hice mal? sino más bien, para escribir y darme la oportunidad de leer cómo es esa vida, la mía ¿Cómo la llevo? o ¿Cómo me llevan? escribir al fin para no olvidar, para hacer cuentas, para contar historias, para no desvanecerme pensando que otro distinto a mi, al cual le profeso amor todos los días, de una u otra forma, al fin termine dejándome, traída o llevada, para seguir, para no recaer en los absurdos, esas incoherencias enfermizas y rutinarias del ser.