viernes, 21 de marzo de 2014



Catarsis #2
familia, muerte y otros detalles.

Por: Sara Bolívar Mejía

—No puedo dormir –Dijo ella.
–¿Y eso? –Dije yo.
Estoy pensando en que no hay tiempo para temer a la muerte. —Ella.
–Mmm. –Yo.
Se me hizo imposible recordar cuando Tina sentada en el sofá de la sala, me decía. ––Yo ya no llego pal’ otro año mija. Y yo con cierto recelo por las cosas de la vida le contestaba. ––Qué va, eso lo decís cada año y nada, mejor vení ¿Te preparo la merienda? 
Me pregunto ¿Por qué carajos le cambiaba el tema?, Tenía miedo, porque tenía tiempo, era joven, apenas comenzaba a crecer; pero recuerdo bien que no era yo la única que escuchaba esa frase, a Pipe se la pronunciaba cuando llegaba de visita y antes de irse, él simplemente le respondía lo mismo que yo, se acercaba, le cogía la mano y se despedía de beso y abrazo, pero, él ya era grande, así como mis tíos, mi abuelo, y sus amigas ¿Por qué no enfrentaban el tema? 
Ese dialogo con La Muñe, me puso a pensar y a imaginar muchas cosas, una de ellas es, si cada año nos decía lo mismo a todos ¿Por qué ese día no lo repitió? Por qué lo hizo como si nada más fuera a dar una vuelta al barrio, “Entender es difícil”. 
Después de la muerte de Tina, han pasado muchas cosas, mi abuelo se marchó de la casa con una mujer que podría ser su hija, ahora vive en El Guayabo, uno de los barrios más peligrosos de Itagüí, dice ser feliz, yo, no le creo, Jaime se separó, Simón se volvió rapero, y luego de tener problemas con las drogas, se rehabilitó, Juan es grafitero, Dani estudia filosofía, Jaco está a punto de graduarse e irse a vivir solo a Alemania (Quiere estudiar artes plásticas), Camila no ha cambiado mucho, o bueno sí, es caprichosa en asenso, pero lo acepta y se controla, Antonia es una rebelde, le gusta vivir sin ataduras y se imagina en voz alta, un mundo heterogéneo sin problemas de ningún tipo, Aleja cada vez crece más, acepta su caos (Conoció París), mi madre ahora vive con mi padre, Elkin hizo una casa en Jardín (Es hermosa), La Pía sigue con Óscar, asiste a un grupo de ayuda para aceptar sus problemas de comunicación, Gladys es una genio en la cocina y Lili ha crecido mucho profesionalmente, pero se le ve agotada en ocasiones. 
Ahora hay dos nuevos miembros en la familia –¿O más? el caso es, que cada vez que la casa se llena, me pongo a imaginar su rostro al ver esas nuevas generaciones, qué sentiría al ver a la dulce y cándida Emiliana, o al ver balbucear a Amelita, qué dirá de las novias de Simón, Juan y Daniel, o que dirá de Jóse, el Novio de Aleja, o incluso qué diría de mi y de Santiago; Cómo sería el ahora, si ella lo viera, lo viviera y lo sintiera.
En últimas, no se puede dar respuesta a algo que no sucedió, ni lo hará, yo mientras tanto me conformo con recordar a Tina y todo lo que ella era y lo que ahora significa para mi, los días de cielo azul, el guayacán amarillo, las sonrisas sin fundamento alguno, más que el vivir, la familia, regar las matas, sembrar, los amigos, mirar el reloj y hacer la merienda, no darle al tiempo la oportunidad de sentir miedo, pero no evadiendo las preguntas con las respuestas más difíciles, más bien hablo de sentir, palpar, amar, lo que se hace mientras el tiempo avanza. 

–Abuela, cuando te mueras ¿Me dejarás tus manos? –Yo.
–Y para qué mija. –Ella.
–Ah, pues para poder sentirte. –Yo. 
–Ahora sé que no necesitaba más que amarla para poder sentirla.

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